Hace poco empecé a leer la versión traducida de la novela de Hermann Hesse, El lobo estepario, y pese a que mis conocimientos de alemán son muy básicos me pareció reconocer un error de traducción en la obra. La frase dice así:
«Pero creo que a usted le interesan también los libros y cosas parecidas; su tía me ha dicho alguna vez que usted ha terminado bien sus estudios del Gimnasio y que ha sido un buen conocedor del griego».
Páginas 20 y 21

Una vez que somos conscientes de esta doble significación de la palabra «gimnasio», debemos preguntarnos por el proceso de reflexión al que sometió el término el traductor. Por supuesto esta traducción no se tomó a la ligera y confiamos en que nuestras dudas también fueran motivo de reflexión para Manuel Manzanares pero, aun así, ¿consideráis que la decisión final fue la adecuada o que por el contrario se incurrió en el calco?
Lo que más llama la atención es que tratándose de una obra de tanto prestigio pueda haber en ella un error que a simple vista parece fácil de solucionar, por ello nos extraña hablar de fallo de traducción en este contexto. ¿Y si por aquel entonces se utilizara comúnmente la palabra gimnasio para hacer referencia a instituto?