Con la entrada de hoy no busco sino contar una anécdota divertida y, probablemente, de poca trascendencia, pero sin duda mi intención es la de reflexionar acerca del valor de nuestra profesión que tantas veces ha sido puesta en entredicho. Todos hemos escuchado frases como: «¿traductor? Pero si eso ya lo hacen los ordenadores» o «si el traductor de Google lo hace gratis y encima tarda menos». Pues por cosas como estas me alegro de que se repitan estos comentarios.
Resulta que un buen amigo mío con el que coincidí este verano en Disneyland París, se fijó en el cartel de un restaurante que forma parte del parque de atracciones. Este restaurante lo frecuentamos durante todo el verano porque era el único que tenía la conocida promoción happy hour, por lo que miles de empleados y turistas pudieron leer «Niño menudo y ofrecido». Probablemente el encargado pensó que para traducir una simple frase no valía la pena contratar a un traductor (no quiero ni imaginarme cómo habrán traducido la carta), así que utilizaría, casi con total seguridad, un traductor automático, pensando aquello que muchos comparten. Mi amigo Alberto, en la foto, al que le hizo gracia que en un parque infantil se frecuentara el canibalismo, no contento con sacarse una foto con el cartel, le comentó a los camareros y diferentes empleados del restaurante el error en repetidas ocasiones, quién sabe si influido por el efecto de la happy hour.
Por fin, tras varias sesiones de fotos y mofas debido al contenido del cartel, parece ser que el error llegó a oídos del dueño, quien decidió modificarlo, aunque como apreciamos, de nuevo sin consultar a un traductor.
En esta ocasión, pese a que menú no lleve su correspondiente tilde, podemos estar tranquilos, ya que el sospechoso canibalismo de niños menudos parece que no llegará a cometerse en Disneyland París, al menos, de momento.
Como única conclusión, diré lo de otras tantas veces, que pese a que no esté tan valorada esta profesión, tenemos que darnos cuenta de la importancia de la misma, ya que la primera impresión es la que más cuenta y es sin duda la que hará la diferencia entre que nos tomen en serio o por el pito de un sereno.